Cuando en 2001 Yamaha creó el concepto de scooter deportivo, poco se podía imaginar que su T-Max pasaría a ser uno de los scooter más aclamados por el mercado europeo. Con más de 180.000 unidades vendidas en el Viejo Continente, que se dice rápido, Yamaha en su tercera generación todavía potencia más la personalidad de este modelo dotándolo de más dinamismo. Y la fórmula no ha de ser mala cuando se habla de que en este año el 65% de los scooters que ruedan automáticos de más de medio litro son T-Max, o el hecho de que en Italia, país de más consumo de este modelo, en 2008 llegó a picos de 17.000 mil unidades de venta.
En España nunca ha llegado a esa locura comercial, pero con unas 2.000 al año incluso en estos malos momentos para el sector, lo afianzan también como uno de los favoritos gracias a sus cualidades dinámicas, utilidad cotidiana y por qué no decirlo, por un diseño que desde sus inicios prendó a los entusiastas de las motos. Y es que no hay que olvidar que el perfil de su cliente está detrás de una dilatada experiencia con más de diez años de carnet y con una edad que oscila entre los 45 y 55 años.
Y el secreto de Yamaha en su T-Max ha estado también en su DNA de moto, que le ha conferido desde sus inicios un placer de conducción muy cercano al de la motocicletas. Quizás por ello se hayan inspirado más que nunca en su imponente R1 para diseñar su colín, con el piloto trasero casi en posición vertical y de su mismo corte, a la vez que el porta matrículas es también aluminio. El frontal acerca las ópticas rasgadas más al centro, comprimiendo y acuñando más esta parte, consiguiendo que los intermitentes empotrados remarquen más su anchura de aletas que le confieren más agresividad, lo mismo que el haber desplazado fuera la luz de posición, ahora justo encima de las dos ópticas. Dos guanteras, una de ellas por llave y acceso al depósito de combustible por donde siempre, hará que nos sintamos como en casa, a excepción de los relojes, que por su carcasa de formas angulosas y la información del cuentarrevoluciones que vuelve de forma analógica, consiguen que tengamos una atmósfera diferente, pero auténticamente T-Max.
Pero una vez más se encuentra también la cuidada parte técnica, que para este 2012 se presenta realmente interesante. Por una parte el motor pasa de los 499 a los 530cc donde el argumento se centra en el aumento de respuesta y par motor en un 10%. No se ha buscado más cubicaje por mantener el equilibrio del producto… El siguiente gran avance es la transmisión final que pasa a ser por correa dentada, más ligera, de mejores sensaciones que una transmisión por engranajes y además de muy bajo mantenimiento. Se aumenta con ella 5CV más a la rueda por el sólo hecho de no tener tantas pérdidas. Con estos cambios el motor es más potente, sin comunicar potencia, con mejor la aceleración y la velocidad punta.
Para finalizar el chasis de aluminio es nuevo en busca de más rigidez y de mayor carga en el tren delantero, que ya va por el record del 48%, casi como el de una moto deportiva…. Así pues hablamos de un scooter algo más compacto en su frontal, pero la parte trasera es del estilo en volumen, quedando en la barrera de los 200 kilos en vacío.
De esta manera se ha conseguido que el T-Max todavía se acerque aún más al comportamiento de las mejores motos deportivas y es que argumentos para conseguirlo no le faltan.
En breve en Motos.net irá a la primera toma de contacto en los USA para transmitiros todo el potencial del nuevo T-Max.
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